miércoles, 8 de octubre de 2008

:: El niño en su complejidad

MARA MARTIN
A partir de la propuesta de la profesora Marité Colovini de conformar un cartel, decidimos unirnos según el interés que cada alumno poseía sobre las problemáticas expuestas en el programa. Si bien todas me resultaban muy atractivas, opté por la unidad temática número siete del mismo que está centrada en el niño, desde la teoría psicoanalítica.
Nuestro cartel está constituido por cinco personas, las reuniones que realizamos fueron muy productivas y desde allí pude empezar a efectuar un recorrido de diversas lecturas que me generaron muchos interrogantes. Logré entrar en la cuenta de que quizás este no era el momento de intentar responderlos.
Me resultó pertinente, antes de realizar las lecturas sobre este tema, buscar una definición de niño en el diccionario[1] que siempre utilizo. Allí dice que el mismo es aquel que se halla en la infancia. A esta última la describe como un período de la vida del hombre, desde su nacimiento hasta la pubertad.
También pude extraer conceptualizaciones realizadas sobre este tema por Alba Fresler[2] en su libro: “El niño en análisis y el lugar de los Padres”. Ante la pregunta ¿qué es un niño?, nos dice: que para un adulto, un niño es el equivalente de una falta, ya que este llega al mundo porque a alguien le hace falta. En este sentido, Freud, plantea las equivalencias simbólicas.
Fresler[3], plantea que… “un niño condensa para quien lo anhela una expectativa que requiere verse satisfecha y que invita al sujeto muy tempranamente a ocupar el lugar de objeto colmante. No sólo respecto de aquello que él se desea, sino también de cuanto otorga satisfacción en el plano del goce y del amor de los padres”
Estas reflexiones fueron de gran ayuda para abordar la problemática del niño.
Para la realización del cartel, decidimos enfocarnos en la pregunta... ¿Quién demanda? Y ¿A quién escuchar?
El niño no llega solo a la consulta, siempre es llevado por otro que supone que necesita acudir a la misma. Por lo tanto nos encontramos con dos demandas, la de quien cree que el pequeño necesita terapia, y la del niño que es llevado. Esto me permite pensar en la dificultad de la clínica con niños, y de cómo lograr que el análisis se centre en el niño y no en los padres.
Es necesario que el infante pueda hallar en el análisis un espacio propio que le posibilita desplegar su subjetividad.
También es importante escuchar a los padres para lograr dimensionar el lugar que ocupa el pequeño en la fantasmática de cada uno de ellos, como también dentro del mito familiar.
Maud Mannoni[4], plantea que…” una búsqueda del sentido de la enfermedad del niño en la madre no debe conducirnos, por otra parte, a la conclusión simplista de que es la madre a quien hay que tratar. Se trata, por el contrario, a partir de una anamnesis bien entendida, de ayudar al niño a asumir, en el tratamiento, en su nombre, su propia historia, en lugar de hacer suyas las dificultades relacionales de la madre con su propia madre, abuela, realizando así en su neurosis el sentido fantasmático que ha podido constituir para su madre, al nacer”.
La autora[5] en ese mismo libro, sostiene que el niño a través de su enfermedad, protege a veces al adulto de la locura o la desesperación; por esto se hace necesario para el analista, tener en cuenta a la familia, porque si ésta no se siente ayudada, “retomará” a un niño al que pretenderá curado, mientras que, de hecho, su estructura psicopática ha permanecido inalterada.”
Lacan[6], en “Dos notas sobre el niño”, nos dice:…“el síntoma del niño está en posición de responder a lo que hay de sintomático en la estructura familiar”. Nos presenta al síntoma del niño como representante de la verdad de la pareja parental.
Freud[7], en el texto “El narcisismo”, plantea que los padres fantasean con la posibilidad de que el niño pueda cumplir los sueños que ellos no pudieron realizar, y que el amor parental en el fondo, no es otra cosa que el narcisimo revivido de los padres.
El autor señala que en un primer momento el niño y la madre constituyen una unidad. El niño se siente omnipotente, encontrando en sí mismo su satisfacción. Freud llama a este momento “Yo ideal”.
Luego la madre oportunamente desplaza su mirada hacia otro lugar, frustrando al infante, disipándose así aquel momento placentero.
El niño desea retornar a aquel momento perdido, para lograrlo constituye el “Ideal del yo”.
En relación a esto, Cristina Savid[8] en su libro: “Clínica con niños”, sostiene que…. “la práctica del psicoanálisis con niños nos recuerda que no hay realidad pre-discursiva, por lo tanto, cuando hablamos del niño se trata del niño en la estructura discursiva. De aquí que la infancia remite a una temporalidad, no como tiempo cronológico sino como tiempo lógico de la estructuración subjetiva, durante el cual los padres y los hijos deben atravesar la pesadilla de desprender(se) y ocupar un lugar en el mundo”.
La autora, en ese mismo libro, sitúa que el niño antes de su existencia, ya se encuentra presente en el discurso de los padres, en el cual es nombrado, pensado y esperado.
Propone invertir el axioma cartesiano, y en el lugar de “Pienso, luego existo”, decir…”Soy pensado, luego existo”.
Teniendo en cuenta el planteo de Savid[9], el cual sostiene que entramos a la vida convocados por otros, pero sin pedirlo ni esperarlo, me pregunto: ¿Qué sucede cuando el niño que nace no se asemeja al ser que sus padres desearon?
La angustia se expresa a través de los síntomas, y estos pueden ser escuchados desde la práctica analítica.
Mannoni[10], en relación a este tema, plantea que la situación analítica desemboca tarde o temprano en angustia y sostiene que la angustia del niño surge ante la imposibilidad, para el sujeto, de utilizar la palabra como mediador.
Según la autora[11]: “la angustia está siempre presente. Soportada por el niño, que la expresa con trastornos de carácter; vivida por la madre, que se sirve de su hijo para enmascararla; o utilizada por el niño como único modo de relación posible, apuntando al surgimiento de la angustia en el Otro. El analista no puede evitar la lucha con ella, a menos de detenerse, como sucede a menudo, en el preciso instante en que va a tomar sentido el diálogo analítico.”
Lacan plantea que: … “las funciones del padre y de la madre se juzgan según una tal necesidad. La de la madre: en tanto sus cuidados están signados por un interés particularizado, así sea por la vía de sus propias carencias. La del padre, en tanto que su nombre es el vector de una encarnación de la Ley en el deseo”.

En relación a la clínica con niños, Marité Ferrari[12], sostiene que…. “en el análisis con niños se expresa con crudeza este “discurso sin palabras” donde se revela la dimensión de la angustia, la imposibilidad”.
Esto me permite pensar ¿Cuál es la importancia que posee el juego en el análisis con niños?
Para poder dimensionar el valor que posee el juego en este tipo de práctica, creo necesario poder citar el decir de algunos autores sobre el mismo.
Freud[13] en más allá del principio del placer presenta al juego como una formación del inconciente. Allí relata la observación que él mismo realizó a su nieto de un año y medio.
Este tenía un juego muy curioso, jugaba a que los juguetes se iban. Un día ató un carretel a un piolín, el mismo era lanzado tras la baranda de la de la cuna y al hacerlo, el niño emitía un prolongado “ooo” que tanto para Freud como la madre significaba: se fue, y luego cuando lo volvía a traer hacia sí mismo, emitía: “Da” (acá esta).
El autor[14] interpretó a este juego como una renuncia pulsional a admitir sin protestas la partida de su madre. Esta era escenificada por el infante, arrojándo y atrayendo los juguetes.
Al niño le resultaba insoportable la partida de su madre y jugar a que los objetos se iban era condición previa para que regresen. Esto era vivienciado por el niño en condición pasiva, pero a partir de la posibilidad de escenificar aquello que le resultaba tan angustiante, tomaba un papel activo.
Los niños repiten en la vida real, todo lo que les ha causado gran impresión y de ese modo, se adueñan de la situación y abreaccionan la intensidad de la impresión.
A partir del juego, el niño, va a ir repitiendo, inscribiendo, rescribiendo. A partir de este dispositivo, podemos obtener datos de las relaciones que rodean al niño, entre otras cosas.
Winnicott[15], nos habla del objeto transicional del niño. El mismo es la primera posesión no-yo, de esta forma se presenta como un símbolo de la unión del bebé con la madre en el tiempo en el cual la madre y el niño estaban en un estado de fusión, y es experimentada como un objeto que debe ser percibido antes que concebido.
El uso del objeto transicional, simboliza tanto la unión como la separación del niño y la madre.
La experiencia cultural, comienza con el vivir creador, y su primera manifestación es el juego.
El autor[16] esboza que todo lo que ha ocurrido en el juego, ya se ha hecho antes, oído antes y sentido antes, y ante la presencia de símbolos de unión de la madre con el infante (objeto transicional), fueron adaptados y no creados.
Juan Basen[17] en su escrito sobre “el niño en su historia”, presenta al juego como…“una forma específicamente infantil de apropiación del bagaje de experiencia sociocultural”.
El autor[18] plantea que tanto el trabajo, el ejercicio pleno de la genitalidad y la muerte, tienen que ser puestos en suspenso, por los padres, para que de esta manera una escena de juego pueda desplegarse y delimitarse en espacio y tiempo.
Los pequeños juegan a partir de la configuración de dimensiones que ya sea por edad o por posibilidad los excluyen.
Juegan a ser grandes
Vasen[19] sostiene que cuando Freud vacila ante la pregunta ¿Qué quiere una mujer?, responde al interrogante ¿Qué quiere un niño? Ser grande.
Presenta al juego como una forma de metabolizar la distancia del niño-adulto.
Este mismo autor, en otro de sus escritos llamado “Entre duendes y fantasmas[20]”, señala que la importancia del juego en análisis es lo que se produce entre quienes juegan.
…“se crea en el jugar mutuo como un garabato en común. Jugar en transferencia es apostar a que en ese –entre- surja el acontecer del juego. Entrar en juego es entrar en ese “entre” que no es algo que cada uno trae sino la disposición a diseñar a hacer algo. A hacer, entre dos, un lugar donde dejar que lo que pueda advenir lo que esté por-venir, venga”.
A mi entender, Juan Vasen[21], plantea al juego como un dispositivo que permite la espontaneidad, la creatividad, y fundamentalmente permite al infante la posibilidad de transmitir al adulto lo que le acontece y lo que lo angustia.
Tal vez sea necesario no intentar interpretar todo al comienzo y darse tiempo y darle tiempo para que la significación de aquel dibujo o juego, pueda advenir.
Respecto a este tema, Juan Carlos Volnovich[22], nos cuenta que con el tiempo, fue dejando de interrogar al niño por su dibujo. Su pregunta paso de ser ¿qué es lo que dibujaste?, a: “contame algo acerca de lo que estás haciendo” .En ese momento el comienza a preguntarse qué quiere decirle el niño con lo que está haciendo.
El autor[23] sostiene que el dibujo o juego que el niño produce, no es azaroso luego en el mismo texto plantea que…. “el valor significante de esa producción está en lo que el niño juega y no sabe lo que está jugando en ese juego. Que dibuja y no sabe lo que repite, elabora y testimonia. En que habla y no sabe lo que dice. Entre lo que el niño dibuja y lo que dice se establecen vínculos. Los niños juegan y mientras juegan a veces hablan. Cada uno de estos registros, lúdico, gestual, verbal, figural, tiene una estructura específica e irremediable. Sin lenguajes diferentes.
En la manera como el analista se posicione frente a estos múltiples procedimientos para descifrar, escuchar o leer el desempeño de un niño en cada uno de estos registros delatará su concepción del inconciente y lo que es lo mismo, su ubicación frente al psicoanálisis del niños en general”.
Me resulta muy interesante lo que este autor plantea, creo que lo que intenta contarnos es que a partir del juego, que no es azaroso, puede emerger el inconciente y que el mismo es una herramienta fundamental en la clínica con niños para que pueda lograrse la transferencia.
En el año 1933, en sus Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis, Freud plantea una diferencia entre el análisis con niños y con adultos. Esta se refiere a la transferencia. Afirma que tiene otro papel en el análisis con niños, ya que se encuentran presentes los progenitores reales a diferencia del análisis con adultos en el cual los padres se encuentran como presencia fantasmática
.Alba Fresler[24], en el libro: “El Niño en análisis y el lugar de los padres”, plantea que: a partir de la lectura del un texto freudiano llamado: “Teorías sexuales infantiles”, en el cual Freud sostiene que el esfuerzo de saber de los niños, no despierta de forma espontánea, sino que lo hace a partir de la caída de una creencia.
A partir de que el niño descubre que él no es lo que creía ser, es decir el falo, se inicia el tiempo de preguntas, en el que el pequeño buscará saber cuál fue el origen y la causa de su pérdida. La autora presenta al tiempo de búsqueda de saber como un tiempo instituyente.
Base de preguntas futuras, de ellas, según Flesler[25], dependerá el destino de la transferencia, la cual en un primer momento esta dada con los padres. La participación de los progenitores es fundamental, ya que las respuestas obtenidas dan lugar a las próximas investigaciones.
Flesler[26] plantea que… “sabemos que si el otro responde, responde no todo, pero hay respuestas y respuestas. Ello acarreará, diversas consecuencias para las futuras preguntas. Si los padres responden, toda la verdad no toda, surgirá luego, en otros tiempos, la serie significante inconciente a la que se enlazará el significante de la transferencia”.
La neurosis de transferencia, es efecto de la neurosis infantil, por lo tanto, no siempre se constituye, los efectos que constituyen la transferencia se realizan, según la autora, en la dialéctica del niño con sus padres, en la relación del sujeto en la infancia con el Otro primordial.
Más tarde, pero determinado por un tiempo anterior, los efectos constituidos se realizarán en la escena analítica, dependiendo del deseo del analista. Este será soporte real, simbólico e imaginario, de la transferencia, resistencia dependiendo de los tiempos de la cura.
…“cuando en la infancia se toma a cargo la transferencia, su direccionalidad apuesta a promover en el discurso la producción de saber. Su movimiento apuesta a entramar el saber al goce que, en caso contrario, sin discontinuidad transferencial, continuará de una generación a otra: de abuelos a padres y a hijos.” (Alba Flesler 2007).

Conclusión

Si bien, el imaginario popular supone que la infancia es un paraíso, un tiempo libre de problemas, a ser disfrutado, a lo largo de las lecturas pude encontrarme con los distintos sufrimientos por los que atraviesa el niño en el tiempo de su estructuración subjetiva. Me refiero a las a las frustraciones, prohibiciones, entre otras cosas, que recibe el pequeño por parte de sus progenitores.
Esto me permite pensar que los tiempos lógicos y no cronológicos que plantea Lacan, que poco dicen sobre esta infancia sin dolor, sin malestar y sin pena.
Muchas veces escuchamos a los adultos decirles a sus hijos, que la única obligación que tienen durante su infancia y adolescencia es asistir a la escuela, como si eso fuera poco, y creo que socialmente esto se sostiene.
Me resultó muy interesante abordar esta problemática, desde mi lugar de estudiante universitaria, es decir, sin una práctica clínica. Esta posición me habilita a leer y a investigar sin tener que buscar respuestas “eficaces”.
Creo conveniente corrernos del lugar de “normalizadotes” de niños molestos, de facilitadotes de “adaptaciones”.
Es fundamental no ubicarse en lugares que apunten a acallar la verdad del síntoma ya sea de un niño, ya sea de un adulto.
Otra cuestión que me resulta de gran importancia, es la necesidad de trabajar las transferencias que acompañan a la transferencia que un niño puede tener en su análisis con su analista.


Bibliografía:

“Pequeño Larousse ilustrado”. Ediciones Larousse. Ba As. 1988
Fresler, Alba. “El niño en análisis y el lugar de los padres”. Ed. Paidòs. Ba As. 2008
Mannoni, Maud.”El niño retardado y su madre”. Ed. Paidòs. Ba As. 1982
Jaques, Lacan. “Intervenciones y textos dos”. Ed. Manantial. Ba As. 1998.
Sigmund, Freud. “Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico. Trabajos sobre metapsicología y otras obras”. Ed. Amorrortu. Ba As. 1998.
Savid, Cristina. “Clínica psicoanalítica con niños”. Ed. UNR. Rosario.2004.
Ferrari, Marite. “La direcciòn de la cura en el análisis con niños”. Clínica y actualidad.blogspot.com. Fuente: Psicomundo. 24/09/08.
Sigmund, Freud. “Más allá del principio del placer”. Ed. Amorrortu. Ba As. 1997
D.W. Winnicott. “Realidad y juego”. Ed. Gredisa. Barcelona. 2000
Vasen, Juan. “El niño en su historia”. Clínica y actualidad. Blogspot.com. Fuente: http://www.juanvasen.com.ar/. 15/ 09/08.
Vasen, Juan. “Intervenciones psicoanalíticas en la infancia”. Clínica y actualidad.blogspot.com. Fuente: http://www.juanvasen.com.ar/. 15/09/08
Volnovich, Juan Carlos.”Clínica psicoanalítica con niños”. Ed. UNR. Rosario. 2004.

[1] “Pequeño Larousse ilustrado”. Ediciones Larousse. Ba. As. 1988.
[2] Flesler, Alba. “El niño en análisis y el lugar de los padres”. Ed. Paidòs. Ba As. 2008
[3] Op.cit
[4] Mannoni, Maud. “El niño retardado y su madre”. Ed.Paidòs. Ba AS. 1982
[5] Op.cit
[6] Jaques, Lacan. “Intervenciones y textos 2”. Ed. Manantial. Ba As. 1998
[7] Sigmund, Freud. “Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico. Trabajos sobre metapsicologìa y otras obras”. Ed. Amorrortu. Bs As. 1998
[8] Savid, Cristina. “Clínica psicoanalítica con niños”. Ed. UNR. Rosario. 2004
[9] Op.cit
[10] Mannoni, Maud. “El niño retardado y su madre”. Ed. Ba As. 1982
[11] Op.cit
[12] Ferrari, Maritè. “la dirección de la cura en el análisis con niños”. Clínica y actualidad. Blogspot.com. Fuente. Psicomundo. 24/09/08
[13] Sigmund, Freud. “Más allá del principio del placer”. Ed. Amorrortu. Ba As. 1997
[14] Op.cit
[15] D. W. Winnicott. “Realidad y juego”. Ed. Gredisa. Barcelona. 2000
[16] Op. cit
[17] Vasen, Juan. “El niño en su historia”. Clínica y actualidad.blogspot.com. Fuente: www. Juanvasen.com.ar. 15/09/08
[18] Op.cit
[19] Op.cit
[20] Vasen, Juan. “Intervenciones psicoanalíticas en la infancia”. Clínica y actualidad.blogspot.com. Fuente: http://www.juanvasen.com.ar/. 15/09/08
[21] Op. cit
[22] Volnovich, Juan Carlos. “Claves de infancia, niños y niñas en análisis”. Ed. UNR. Rosario. 2004
[23] Op. cit
[24] Fresler, Alba. “El niño en análisis y el lugar de los padres”. Ed. Ba As. Paidós. 2008
[25] Op. cit
[26] Op. cit

1 comentario:

Javier Kelman dijo...

Mara: Tu trabajo me gustó mucho. Me parece que a lo largo del escrito hacés un recorrido profundo por distintos autores que trabajan sobre la clínica con niños, y además exponés una opinión personal en la conclusión, la cual comparto.
En otro pasaje vos hablás de la posición de estudiante como habilitante a poder leer sin la necesidad de buscar respuestas eficaces, lo que me parece interesante también, ya que mientras uno está en esta condición de estudiante universitario trata de evitar la pregunta por encontrar la respuesta eficaz que vuelve permanentemente. Tal vez, una forma de buscar esa respuesta, es justamente con la lectura.