sábado, 11 de octubre de 2008

:: Algunas reflexiones acerca de “lo Normal y lo Patológico” desde una óptica Psicoanalítica

NERINA VERGARA
Como mi trabajo de cartel se basa en la unidad 2 del programa de la materia Clínica 1 “A” llamado “lo normal y lo patológico” me pareció pertinente fundamentar el por qué de mi elección, ya que entre las unidades a optar había una variedad muy importante y rica que investigar pero sin embargo mi atracción fue captada por estas dos palabras: normal- patológico, que me llevaron a cuestionarme:
¿Qué es lo normal? ¿Qué es lo patológico? ¿Cabe la posibilidad desde el psicoanálisis entablar que es lo normal? ¿Seria una postura ética definir y clasificar a las personas de normales y de patológicas? ¿En que lugar y en función de que estaría clasificando a mis semejantes como seres normales y patológicos? ¿Cual seria el referente al que nos tendríamos que abocar para decir que alguien no es normal? Si alguien no es normal…entonces, ¿es patológico?
Se me ocurre primeramente partir de resolución nro 2447 del ministerio de educación y cultura 20/9/85, que nos dice que una de las incumbencias del oficio de ser psicólogos o licenciados en psicología es: “Estudiar y explorar el hecho psicológico en las distintas etapas evolutivas del sujeto, abarcando los aspectos normales y anormales.”[1]
Siendo de las 20 incumbencias la primera en enumerarse creí conveniente trabajar estos conceptos ya que la clínica, como la materia se llama, se trata de una reflexión sobre nuestra praxis; este ítem señalado es un posible trabajo que el psicólogo puede hacer, es un área que le incumbe… ¿de que manera me incumbe como futura psicóloga el hecho de estudiar las distintas etapas evolutivas del sujeto, abarcando los aspectos normales y anormales?
Cangilhem nos dice que “sin los conceptos de “normal” y de patológico el pensamiento y la actividad del medico resultan incomprensibles”[2]
¿Nos regimos por la misma lógica médica ya que compartimos el campo de la salud? ¿Se puede envolver el campo de la salud desde otra lógica que no sea la de la medicina y aun así ser eficaz?
“…la terapéutica se presenta siempre como un intento por restaurar lo normal. Contra de la idea positivista según la cual la norma seria un problema estadísticos, Cangilhem insiste en que esa concepción entraña un tratamiento del ser vivo como si fuera un sistema de leyes en lugar de un “orden de propiedades” especificas. Orden en el doble sentido del termino, lo esencial de lo normal consiste en ser normativo, instituir normas y ser capaz de cambiar las normas que han instituido; y el orden de la vida, la exigencia del ser vivo, de esta exigencia la practica medica cuyos fracasos al igual que sus éxitos requieren la elaboración de una ciencia biológica. Se trata de la restauración la estado normal y de su conceptualización”. [3]
Sabemos que la identidad de lo normal y lo patológico es afirmada para el beneficio del conocimiento de lo normal. Hay algo importante para destacar que encontré en Canguilhem y éste nos señala que: “es normal aquello que es tal como debe ser; es normal, en el sentido mas usual de la palabra, aquello que se vuelve a encontrar en la mayoría de los casos de una especie determinada o aquello que constituye ya sea el promedio ya sea el modulo de carácter mensurable”[4] .
Si tenemos en cuenta que nosotros vamos a trabajar con subjetividades, con singularidades, creo yo, por ende no tiene sentido tener un estandarte, un hombre medio de Quetelet para adaptarlos a la realidad, para que sean iguales, para moldearlos, suprimir las identidades, los rasgos propios del sujeto, sofocarlos a un común denominador que no es de nadie y a la vez es de todos. Aquel que no tiene particularidad, que es universal, tal como la ciencia se pretende. ¿Cuál es la praxis a realizar entonces?
Se me ocurre, para responder a estas preguntas, recorrer un camino. Pensando que “donde quiera que se manifieste la regla, sabemos con certeza que se esta en el piso de la cultura. Simétricamente, es fácil reconocer el universal criterio de la naturaleza”…y”…todo lo que es universal en el hombre corresponde al orden de la naturaleza y se caracteriza por la espontaneidad, que todo lo que tiene que ver con una norma pertenece a la cultura y presenta los atributos de lo relativo y lo particular” [5]
Vemos aquí que la norma es propia de la cultura, y podemos decir con Freud que: “el ser humano se vuelve neurótico porque no puede soportar la medida de frustración que la sociedad le impone en aras de sus ideales culturales y de ahí se concluyo que suprimir esas exigencias o disminuirlas en mucho significaría un regreso a la posibilidad de dicha”[6].
Entonces, el hombre entra en cultura porque de ninguna otra manera podría sobrevivir puesto que: “sin cultura el hombre no es nada, ni siquiera un animal, ya que se presenta como menos que un animal” [7]y al mismo tiempo esta cultura que se edifica sobre una compulsión y una renuncia de lo pulsional ahora hace que en su vida habite un malestar gracias a las normas que ella misma dicta.
¿Es producto de la pauta establecida de que tenemos que tener una norma que seamos todos iguales una de las fuentes de malestar?
Pensemos que hay tres fuentes que provienen de nuestro penar: “la hierpotencia de la naturaleza, la fragilidad de nuestro cuerpo y la insuficiencia de las normas que regulan los vínculos recíprocos entre los hombres en la familia, el Estado y la sociedad” [8]
Los dos primeros son inevitables y nos preguntamos junto con Freud ¿como es posible que esas normas que se erigieron alguna vez para poder proteger al hombre de la naturaleza y brindarle los cuidados pertinentes al cuerpo hoy por hoy se conviertan en una de las principales fuentes de malestar? Aquello que se hizo alguna vez para aliviar el malestar ahora esta generando otro tipo de fastidio.
Ya nos decía Freud en “El porvenir de una ilusión”: “que numero terriblemente grande de seres humanos están descontentos con la cultura y son desdichados en ella “[9]


¿Es nuestra cultura actual la que nos exige que seamos idénticos? ¿Qué hacemos nosotros?, ¿los uniformamos? ¿O lo escuchamos para que ese rasgo de singularidad surja y se le de lugar al sujeto?
En estos tiempos “…el hombre se olvida en la forclusión de la interrogación sobre su ser: ¿Qué soy, entonces, en todo esto? la pregunta ni siguiera se plantea. Nacimiento y muerte se desubjetivan. El enigma del deseo del Otro: che voi?, quedan triturados por inquietudes técnicas de autoconservación, promoción burocrática y rendimientos numéricos” [10]
Se origina la destrucción de la particularidad mediante psicofármacos, nos invaden con publicidades que nos ofrecen la satisfacción de nuestros deseos en forma inmediata, sabiendo que ello jamás se podrá llevar a cabo y sabiendo que nosotros no sabemos lo que somos nos ofrecen cerrar el sentido de nuestro gran enigma neurótico imaginariamente…nos ofrecen, la muerte subjetiva.
¿Vamos a contribuir a la muerte del sujeto? ¿Lo vamos hacer hablar para hacerlos callar? ¿Vamos a fijarle el sentido que creemos que tiene su existencia? ¿Qué queremos ser para nuestros pacientes: sus padres, sus madres, sus lideres, un amigo…o un analista?
Julien nos advierte que: “en efecto, el hombre moderno estaría enfermo por carecer de maestro; laico, demanda de un clérigo que sepa hablar bien”[11]
En la práctica también se trata de soportar la transferencia. Se trata de la búsqueda del Bien del analizando, sabiendo que no sabemos nada de él…no se trata de hablar del Bien. Apunta a dirigir la cura y no al paciente.
¿Vamos a responder a la demanda del hombre moderno? ¿Vamos a ser un maestro, un líder para el?
Nuestra Ética implica: ofertar una escucha, y sabemos que si queremos
dar consistencia a la regla fundamental del psicoanálisis, la asociación libre, pues ahí la táctica será libre, para hacer hablar al paciente. Pero no se trata de una ética cualquiera, se trata de una ética que impone al tratamiento una dirección, que es llevar al Sujeto a la falta en ser, porque es de ésa manera como la repetición tomará el giro a la invención. El analista no retrocederá en su ética pero muy posiblemente, si es una estructura perversa, al no
retroceder de su ética, ése sujeto no va a ser un analizante, va a retroceder él.
Psicoanálisis, Clínica Psicoanalítica Hoy. Un gran viraje. El viraje tiene que ver con que la dirección de la cura apunta no necesaria y precisamente a entender.
Creo que tanto Freud como Lacan han hecho una clínica de la neurosis, de la psicosis y de la perversión escuchando, cuestionando lo obvio, lo cristalizado… ¿acaso de eso no se trata el análisis? ¿De derrumbar certezas?
Si nos posicionamos como lideres, el trabajo seria inverso. Nos pasaríamos sumándole certezas al sujeto, nos pasaríamos enloqueciéndolos, redondeando cada vez más su yo.
Cuestionarme por lo normal y lo patológico me hizo recorrer a distintos autores que han definido estos significantes de diversas maneras, en diferentes idiomas, desde distintas posturas teóricas, como la de Comte, Durkheim, Quetelet, Canguilhem, Foucaoult el mismo Freud…todos hicieron que caiga en la cuenta de la relatividad de este concepto y de ese intento de captar una verdad que no existe, y en ese intento la terminaban construyendo ellos mismo.
Ahora… ¿Cuál es mi verdad como estudiante de 5to año de Psicología? Creo que pude pensar en que esos conceptos existen, son parte de la cultura, rigen las instituciones, estoy atravesada por ellos, pero que mi ética profesional hace que me pare con determinada distancia de ellos, y saber que esos conceptos tienen sentido para otras disciplinas, pero no para la mía.
Se trata de subvertir al sujeto, de escucharlo con lo que viene para contarnos y darle lugar a su malestar, no de estar con un librito abajo del mostrador del consultorio y mirarlo de reojo para ver si lo que dice esta dentro de lo normal o si ya se paso al grupo de lo patológico.
La sexualidad desde el vamos jamás nos puede marcar un estandarte normal, desde que ingresamos a la cultura por el baño del lenguaje, hay algo del cuerpo que se pierde; la famosa frase de Lacan nos dice: “no hay relación sexual”. Se creía que lo normal era la relación con una persona del sexo opuesto cuya meta era la reproducción, en “Tres ensayos para una Teoría sexual” nos muestra Freud que nada de esto es cierto.
“..Es necesario considerar los conceptos de norma y promedio como dos conceptos diferentes cuya reducción a la unidad por anulación de la originalidad del primero es útil intentar, nos parece que la fisiología tiene algo mejor q hacer q tratar de definir objetivamente a lo normal: reconocer la originalidad normativa de la vida…determinar exactamente el contenido de las normas en las q la vida consiguió estabilizarse”[12]
“El medio ambiente del ser vivo es también obra del ser vivo” [13] y “nuestra imagen del mundo es siempre también una tabla de valores” [14]
El trabajo de la clínica es una reflexión, se trata de llevar a preguntarse ¿Quién soy hoy? Desde qué me pasó ayer, sino a advenir. Freud nos deja un legado tan imperante como controversial que dice “Donde ello era yo debe advenir” ¿Quién adviene? ¿El yo en tanto instancia psíquica, como el ello y el super yo? O bien, ¿el sujeto? No en vano tenemos a psicoanalistas como Lacan que nos hacen una diferencia entre je y Moi… ¿es el je el que debe advenir o es el moi?
Si tomamos la enseñanza de Lacan y consideramos que el je es un pronombre de primera persona del singular que apoyándose siempre en el verbo, indica al sujeto que habla, designa a aquel que es soporte del mensaje; y utiliza el termino moi para referirse al yo como instancia psíquica; Creo fuertemente que el que debe advenir es el je en tanto sujeto de la enunciación.
Cuándo decimos que la cura psicoanalítica apunta a la falta en ser, ¿Qué estamos queriendo decir?
Justamente creo que apunta a esto, a no abrochar sentidos, “vos sos normal” es un tilde que le da una entidad al sujeto, lo cubre con un manto imaginario y hace que este sujeto ya no se cuestione por lo que es, si ya el Gran Otro le dijo que era normal….no es eso a lo que se apunta. Se dirige a la verdad del sujeto, se apunta a que pueda preguntarse: “entonces, si no soy eso que estaba tan seguro de que yo era…¿que soy?” para que emerja esa angustia propia del sujeto cuando se encuentra con la nada, con la no respuesta, con la no certeza, pero que esto será un motor para poder construir identidades, lugares, deseos, nada esta dicho, hay algo que no cesa de no inscribirse y con ELLO vamos a tener que vérnosla en la clínica.
Bueno, hasta aquí he llegado a poder plasmar en escrito el recorrido de uno de los ejes trabajados con mi cartel. Resulta difícil poder transmitir el trabajo hecho en un año entero, sostenido por la transferencia, en solo unas páginas.
Me quedo con la sensación de que no esta todo dicho puesto que es un imposible, pero con una moción de que queda un resto posible de ser trabajado y que alimenta mi pasión por esta carrera y la vocación de querer ayudar dentro de los parámetros de la teoría psicoanalítica y encontrando de a poco mi forma de hacerlo dentro de ella.

[1] Resolución nro 2447 del ministerio de educación y cultura 20/9/85
[2] Canguilhem, Georges. Lo normal y lo patologico. Siglo xxi. Mexico. 1885. introducción pag 27
[3] Canguilhem, Georges. Lo normal y lo patologico. Siglo xxi. Mexico. 1885. introducción pag 27
[4] Canguilhem, Georges. Lo normal y lo patologico. Siglo xxi. Mexico. 1885. pag 91

[5] Door, Joel. El padre y su función en psicanálisis. 3ra ed-Marzo 1998 pag 24
[6] Fred, Sigmud. El malestar en la cultura. 2da ed-9na reimp. Buenos Aires. Amorrortu 2006 pag 86
[7] Door, Joel. El padre y su función en psicanálisis. 3ra ed-Marzo 1998 pag 25

[8] Fred, Sigmud. El malestar en la cultura. 2da ed-9na reimp. Buenos Aires. Amorrortu 2006 pag 85
[9] Fred, Sigmud. El porvenir de una ilusion. 2da ed-9na reimp. Buenos Aires. Amorrortu 2006 pag 37

[10] Julien, Philip. Psicosis, prevención, neurosis: la lectura de Jaques Lacan. 1ra ed.-Buenos Aires: Amorrortu 2002 pag 29

[11] Julien, Philip. Psicosis, prevención, neurosis: la lectura de Jaques Lacan. 1ra ed.-Buenos Aires: Amorrortu 2002 pag 13

[12] [12] Canguilhem, Georges. Lo normal y lo patologico. Siglo xxi. Mexico. 1885. pag 135
[13] Canguilhem, Georges. Lo normal y lo patologico. Siglo xxi. Mexico. 1885. pag 136
[14] Canguilhem, Georges. Lo normal y lo patologico. Siglo xxi. Mexico. 1885. pag 136

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