domingo, 12 de octubre de 2008

:: Palabra y transferencia. Necesidad reciproca en análisis.



VANESA GIMENEZ
Básicamente, como consecuencia de las lecturas realizadas a lo largo del año académico y temáticas que en particular me han interesado desde años anteriores, se me han planteado ciertas cuestiones referentes al valor de la palabra en la clínica psicoanalítica y el valor interviniente que esta puede tener en la transferencia.
Preguntas como, ¿Cuál es la función de la palabra en la clínica psicoanalítica? ¿Cuál es la relación que se establece entre la palabra y la transferencia? ¿Es posible pensar a la palabra como posibilitadota de la transferencia?, son o forman el disparador de este trabajo, cuyo fundamento básico es encontrar o pensar cierta correlación y vinculo entre palabra y transferencia.

El Psicoanálisis es un discurso, una técnica y un método que utiliza específicamente la palabra para realizar una intervención y poder articular la verdad del sujeto, la verdad sobre su deseo, esta es específicamente la tarea y la meta que debe llevar el tratamiento analítico.
Lacan, formulara la importancia que tiene el empleo de la palabra en la clínica en su escrito “Función y campo de la palabra y del lenguaje en Psicoanálisis”, para destacar el sentido propio de la técnica que nos convoca y poner de relieve el empleo que esta hace de ella. Delineara allí la importancia de una vuelta a los conceptos de Freud y de la necesidad de entenderlos para poder hacer de ellos una práctica coherente.
¿Pero como es que la palabra adquiere en la practica freudiana un valor como instrumento del cual servirse a la hora de la intervención?
“Es a Anna O., es decir a una mujer y no a un científico a quien se le atribuye la invención del método psicoanalítico: una cura fundada en la palabra, una cura en la cual el hecho de verbalizar el sufrimiento, de encontrar las palabras para expresarlo, permite sino curarlo, al menos tomar conciencia de su origen y por tanto asumirlo”[1]
¿Pero que ha sucedido con dicho descubrimiento luego de Freud? ¿Qué sucede hoy en el siglo XXI en relación a este arte de utilizar la palabra?
La psicofarmacología y otros recursos y aplicaciones psicológicas han venido a reemplazar o mejor dicho a ofrecer curaciones rápidas, bien estar, adaptación, medicalización mágica y masiva sin reparar en las diferencias que hacen a los sujetos y mucho menos en la significación que estos le atribuyen a sus malestares.
Ya no hay o no se encuentra el tiempo para reflexionar sobre la desdicha sino que se tiende a suprimir los síntomas de la manera mas rápida posible sin reparar en su significación.
Según Roudinesco, y en esto concuerdo con su postura, la medicación no se opone en si misma al tratamiento de la palabra. Pero si me parece, no solo importante sino interesante darnos una vuelta por algunos de los conceptos fundamentales que hacen al discurso del psicoanálisis, no solo para valorizar la técnica, sino para encontrar el fundamento y los modos de intervención que posibiliten el surgimiento del sentido en el síntoma orientándose en la función de la palabra.

La palabra es fundamentalmente un intercambio simbólico.
Para Lacan, el Psicoanálisis tiene un médium, que es, la palabra del paciente. Esta palabra siempre llamará a una respuesta, auque esta respuesta solo sea el silencio, ha de tener un oyente. No es un mero hablar y por eso es necesaria la presencia de alguien que escuche. Depende de que haya otro que sancione. La palabra solo tiene valor en tanto significa para alguien y para otro.
Lacan, definirá dos formas de la palabra, la palabra plena y la palabra vacía, que son en realidad un continium.
En cuanto a la palabra vacía podemos decir que, el sujeto parece hablar en vano de su deseo, esto no quiere decir que sea lo mismo que la mentira, incluso en ella se puede encontrar algo de la verdad del sujeto, sino que el no puede articular la verdad sobre su deseo.
En cambio en la palabra plena, que es el otro extremo de la experiencia psicoanalítica, es una palabra llena de sentido. También se la denomina palabra verdadera porque apunta a la verdad del deseo del sujeto.
Si bien no es posible articular toda la verdad sobre el deseo del sujeto, es mediante la palabra como esta verdad se articula lo más plenamente posible.
“Una de las tareas del analista que escucha al analizante consiste en discernir los momentos en que surge la palabra plena (…) la meta del tratamiento psicoanalítico es articular la palabra plena”[2]
Entiendo que el sujeto al articular la verdad sobre su deseo, asume su propia historia, dirigiendo la palabra a otro y es en este aspecto que Lacan sitúa el surgimiento del método freudiano.
“El análisis no puede tener otra meta que el advenimiento de una palabra verdadera, y la realización del sujeto de su historia en relación con el futuro”[3]
La palabra que conduce a la verdad es una palabra sin dominio consciente, esta se produce y es conducida por medio de lo que hemos aprendido a denominar, asociación libre. ¿Cómo fue que esta se le presento a Freud en un comienzo?
En el historial de Emmy Von N., Freud relatara lo que esta le dijo una tarde, que no debe estarle preguntando siempre de donde proviene una cosa o la otra, sino que la deje contar lo que tiene para decirle. Ante tal pedido el accede a ello y puede decirse que esta es una de las primeras veces en que se pone en juego lo que luego será la regla fundamental del Psicoanálisis.
Junto a la asociación libre encontramos otros dos conceptos importantes que están implicados en la práctica analítica. Uno de ellos es el de abstinencia, regla que se orienta a la persona del médico y que establece que este debe denegar a la paciente menesterosa de amor la satisfacción requerida.
Para Lacan seria más bien que el paciente se abstenga de buscar lo menos posible la satisfacción en sus síntomas.
El tercer término, que es el que quisiera poner en juego aquí, es el de transferencia. ¿Qué es o a que llamamos transferencia?
En los textos freudianos y como más tarde subrayara Lacan, este concepto aparece primeramente ligado a nociones que si bien aparecen en análisis no hacen específicamente a su dinámica en la forma en que hoy la pensamos, auque si después tendrá allí un valor fundamental.
La primera acepción del término transferencia nos remite a la interpretación de los sueños. Allí Freud, estableciendo la importancia que los restos diurnos tienen para la formación del sueño dice: “(...) la representación inconsciente como tal es del todo incapaz de ingresar al preconsciente, y que solo puede exteriorizar ahí un efecto si entra en conexión con una representación inofensiva que ya pertenezca al preconsciente-conciente, transfiriéndole su intensidad y dejándose encubrir por ella. Este es el hecho de la transferencia (...) la transferencia puede dejar intacta una representación (...) o imponerle una modificación por obra del contenido de la representación que se le transfiere.[4]
Lacan retoma en el seminario 1 “Los escritos técnicos de Freud” esta primera noción sobre el termino explicando de una manera maravillosa el descubrimiento freudiano y el modo que se puede vislumbrar una primera relación entre transferencia y palabra.
Dice Lacan, “el deseo inconsciente, es decir, imposible de expresar, encuentra de todos modos un medio para expresarse en el alfabeto. Este es pues un verdadero fenómeno del lenguaje”. [5]
Es entonces la posibilidad de crear, de dar un nuevo sentido o mejor dicho de expresar con otro sentido aquello que no podría haber sido expresado, lo que Freud llamaba transferencia.
A decir de Lacan, lo que nos muestra Freud, es como la palabra, en este caso la transmisión de deseo, puede hacerse reconocer aquí, como una manifestación del sueño, en el orden simbólico porque se organiza igual que el discurso.
Entiendo entonces a partir de esto, que los restos diurnos logran hacer transferible toda una carga de deseo, que de otra forma no podría ser expresada.

La segunda formulación que se le ha dado a este concepto tiene que ver con lo planteado anteriormente sobre aquellas nociones tan importantes para el desarrollo de un análisis. Es decir que junto con los conceptos de abstinencia y asociación libre encontramos este segundo sentido de la transferencia.
Aquí es entendida como la relación del paciente con el analista mientras se desarrolla la cura. Sin embargo aún guardando cierta relación con lo descrito anteriormente.
“Freud utilizo esta misma palabra (übertragung) para describir un proceso psicológico distinto -aunque conexo- descubierto por el en el transcurso de los tratamientos psicoanalíticos: el proceso de a un objeto contemporáneo que el individuo aplicó originalmente –y que sigue aplicando en forma inconsciente- a un objeto infantil.[6]
Es decir que hay cierto correlato entre un uso y otro, ya que en ambos se transfieren ciertas cuestiones, como ser un deseo, o sentimientos que se actualizan en un momento o persona en particular.
Además la transferencia se nos presenta con dos formas distintas. En primer lugar como la mas fuerte resistencia al análisis y en segundo como el motor de la cura, ya que el paciente confronta su historia en su relación inmediata con el analista.
¿Pero como pensar ahora, desde esta perspectiva la relación, el vínculo que se establece entre palabra y transferencia?
Volviendo a Lacan, este establece una diferencia entre lo que acontece en el sueño y el análisis, la radical diferencia es que en este último el otro esta ahí. Pero también aquel desarrollo sobre la transferencia en la formación del sueño nos sirve de guía aquí, ya que en análisis se produce sueños e incluso estos se hacen más nítidos a medida que ese análisis progresa, además de que están dirigidos a la persona del analista.
De lo que se trata es de encontrar en estas manifestaciones de transferencia un sentido de la palabra, entender en un acto, una palabra, y esto no es necesariamente un sueño. De igual modo de que los restos diurnos pueden encontrar y ayudar al deseo a ser expresado.

¿Qué otra cosa puede decirse para comprender mejor la relación entre palabra y transferencia?
En primer lugar encontramos que Lacan sitúa ambos conceptos en el plano simbólico. Esto no significa que no intervengan también los otros registros.
La palabra esta capturada en el orden simbólico y a partir de allí imaginario y real se ordenan. La palabra solo existe en la medida en que alguien crea en ella, exige reconocimiento, de otra manera no existe.
La transferencia también solo puede ser comprendida en el orden simbólico y también como en la palabra, los demás registros se acomodan en torno a este.
Es en transferencia que la cura debe realizarse y es en este aspecto donde la palabra aparece como posibilitando y sosteniendo dicho encuadre.
Me atrevo a decir que para Lacan la realización plena de la palabra es el dialogo y que el fenómeno que considera como una revelación analítica es la relación de un discurso con otro que lo toma como soporte.

La palabra no es lo mismo en boca del analizante que en boca del analista, ya que el primero hablara en función de su deseo, de poder articular en palabras la verdad sobre su deseo y el analista convocará y provocara aquello que dice el analizante. Su escucha orientará la cura y lo que escucha lo llevara a la intervención.
“En el análisis de la transferencia, se trata de saber en que punto de su presencia la palabra es plena”[7], plena definida en el sentido descrito anteriormente.
En el análisis la verdad surge de la equivocación, de las acciones llamadas “fallidas” que en realidad de fallidas mucho no conservan, porque son precisamente esas acciones las que triunfan, traen una verdad que se manifiesta en y por la palabra o cualquier otra cosa que pueda suceder en análisis y que en ella pueda encontrarse su sentido de palabra.
El sujeto emite una palabra que ni siquiera el sabe que emite, siempre dice más de lo que quiere y más de lo que sabe, esto sucede porque lo que introduce la palabra es precisamente la función de la verdad.
La palabra permite distinguir los diferentes lugares del análisis, permite llevarlo a cabo y es gracias a ella que se desplaza.
El analizante busca confesarse por medio de la palabra, se dispone entonces a la transferencia y busca una verdad en el analista.
La transferencia posibilita la instalación, la interpretación y el desenlace del análisis. Se sirve de la palabra para encontrar en esos puntos del discurso el surgimiento de una palabra plena.

Seria una ilusión tratar de dar una conclusión final, un cierre respecto de este tema, ya que si recurriríamos a mas bibliografía se seguirían abriendo puertas para entender aun mas esta relación y seguramente encontrar otras. Lo que si puedo sostener después de realizar este recorrido es que, en primer lugar es necesario utilizar la palabra como recurso para que el sujeto pueda encontrar sentido a su malestar y significarlo. Y en segundo lugar que sin duda la palabra y la transferencia se necesitan mutuamente para llevar a cabo el despliegue de un análisis. No es posible pensar la una sin la otra por el hecho mismo de que el psicoanálisis es un discurso que emplea la palabra para intervenir y que la transferencia como dice Lacan es el tiempo del análisis, entiendo así que sin ellas es imposible llevarlo a cabo, lo que esta nos marcara son los momentos de errancia, de orientación del analista, de surgimiento de la palabra plena y de esto se desprende el vinculo necesario de la presencia de la palabra.


Bibliografía:

Freud, S. “Estudios sobre la histeria”, tomo II, Obras Completas, Editorial Amorrortu, Buenos Aires, 2006.

Freud, S. “La interpretación de los sueños”, tomo V, Obras Completas, Editorial Amorrortu, Buenos Aires, 2000.

Freud, S. “Trabajos sobre técnica Psicoanalítica”, tomo XII, Obras Completas, Editorial Amorrortu, Buenos Aires, 2006.

Freud, S. “Conferencias de introducción al Psicoanálisis”, tomo XVI, Obras Completas, Editorial Amorrortu, Buenos Aires, 2005.

Lacan, J. “Los escritos técnicos de Freud”, tomo I, Editorial Paidos, Buenos Aires, 2007.

Lacan, J. “Escritos I”, tomo I, Editorial Siglo XXI, Buenos Aires, 2005.

Evans, D. “Diccionario introductoria de Psicoanálisis lacaniano”, Editorial Paidos, Buenos Aires, 2007.

Roudinesco, E. “¿Por qué el Psicoanálisis?”, Editorial Paidos, Buenos Aires, 2007.










[1] Roudinesco, E. “¿Por qué el Psicoanálisis?” Pagina 25, Editorial Paidos, Buenos Aires, 2007.

[2] Evans, D. “Diccionario introductoria de Psicoanálisis lacaniano” Pagina 147, Editorial Paidos, Buenos Aires, 2007.
[3] Lacan, J. “Escritos 1”, Página 290, Editorial Siglo XXI. Buenos Aires. 2005.

[4] Freud, S. “La interpretación de los sueños” (1900-1901), Paginas 554-555, tomo V, Obras completas, Editorial Amorrortu, Buenos Aires. 2000.
[5] Lacan, J. “Los escritos técnicos de Freud” (1954), Pagina 355, tomo I Editorial Paidos. Buenos Aires. 2007.
[6] Freud, S. “La interpretación de los sueños”(1900-1901), nota al pie numero 15, pagina 554. Editorial Amorrortu Editores. Buenos Aires. 2000.
[7] Lacan, J. “Los escritos técnicos de Freud” (1954), Pagina 353, tomo I. Editorial Paidos. Buenos Aires. 2007.

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